-Buenas noches Juel - Fue la última voz que esuché antes de caer en mis sueños, las luces se apagaron...
Estaba en primera fila, el viento corría por debajo de las escaleras mal trechas, el techo podía deslizarse en cualquier momento y mojarnos con la lluvia, a todos los espectadores, estaba solo yo...
-Enciendan las luces - Gritó el capataz, mientras adiestraba a los Telianos, una especie de unicornios grises sin cabello... -Pero, jefe, sólo está ese niño sentado, no podemos comenzar la función- dijo Popet, la marioneta infeliz, audaz como muchas, pero su corazón estaba tan tremendamente agotado de existir, que no soportaría una función mas.. -Me importa, sabés que el show debe continuar con uno o millones - Respondió Laiend, con su voz tan aguda y tenue a la vez..
Cuentan que en su juventud, Laiend enamoró a Lucierna, la diosa de los colores, pero como si toda historia de amor no terminara bien, ella decidió conjurarse y volverse piedra, y desde entonces Laiend pasó gritando en su féretro de ceniza, para que un día volviera, pero ella ya no lo escuchaba, y desde se día, todos los shows del circo eran en tono de girs...
Cuando el show comenzó, Popet y su Telian, colgaban de una cuerda que podía romperse, conocían de memora el espectáculo, y solo esperaban un aplauso al final, pero en ese momento apareció una niña de cabellos rojizos. Su sonrisa se asemejaba a la brisa que sofocaba mi enfermedad, yo padecía de asma, claro, en el mundo de los humanos, aquí yo podía correr millas sin agotarme... Me sonrió y se perdió entre las luces oscuras del show... Popet, quien es ella?- Se lo dije a la marioneta, que se enredó con Telian en las cuerdas... -Es la niña- sostuvo Laiend, tosiendo con su pañuelo verde rústico, -Busca desesperadamente que la despierten, no soportó su soledad y se arrimó a nuestro circo, pero como verás Juel, no podemos tenerla aquí para siempre-...
Me pareció que "la niña" necesitaba un nombre, -No puede llamarse "la niña"- corté su verso, -pero ningún nombre que le hemos podido otorgar le gusta - Replicó Laiend, cortando las cuerdas que enroscaban a Popet -... -Si logras convencerla con un nombre, será tuya - sentenció...
-Hola, gusto en conocerte Juel, estaba esperando por ti - me quedé sorprendido con sus palabras, ¿cómo sabe mi nombre?, ¿ cómo lo sabe?.. -Lo se porque siempre quise conocerte- -¿Hatsa lees mi mente?, es irónico jaja- le dije entono gracioso, y me acerqué a ella.. -Sabes, a muchos no nso gusta nuestros nombres, pero los aceptamos, quizás por ser "alguien" y no quedarnos detrás, pero los aceptamos, y vamos formando una especie de yo, mmm, me entendés? - le dije, -si, claro, pero yo no pertenezco, no se mi nombre, lo olvidé y no podré regresar, hasta que me lo vuelvan a dar -...
Transcurridas unas horas, agoté millares de nombres, repetí muchos, novias, amigas, madre, abuela, tía, todo lo que se me venía a la mente, pero ninguno le gustaba... -Sabes niña, eres muy difícil, pero me gusta no comprenderte, eres como... la Luna, eso!, te llamarás Luna-, en ese momento los colores de aquella carpa mal trecha empezaron a rendir homenaje, los Telians comenzaron a brillar, y Popet, bueno Popet dormía... -Espera, Juel, no me des un nombre, escibe el tuyo en esta pared, yo no puedo pertenecer a tu mundo, ni tu al mío, solo escríbelo, y vete - me dijo Luna... En ese instante comprendí, ninguno de los dos estaba buscando una cura, solo un instante... Escribí mi nombre sobre la pared de sal, que sostenía una de las paredes del circo...
-Buenas noches Juel - fue lo último que escuhé antes de despertarme ... Las luces se encendieron... - El show debe continuar -...