expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

jueves, 28 de octubre de 2010

...Mujeriega...

Entre huesos resquebrajados y tu ísima piel sensible al tacto ajeno está tu nombre, qué bien te queda el amor entre comillas. Tu tierra, mi límite militante en la escalera, es de esas aventuras malamente llamadas conquistas, firme, fértil, hirviente caldera.

Como cualquiera descubro los malos hábitos de tu boca, como ninguno rasgo la seda de tus veinte y tantos de experiencia. Gota a gota, consumido entre adjetivos, antónimos y anónimos, mi carne en tu desvergüenza se anda muriendo.

Malavida, malablada, malayerba, malasangre, y yo que me quedo contigo por tus buenos modales.

Mujer.... Mujeriega.

jueves, 21 de octubre de 2010

...Silencio, habemos soñando...

Tenía la ligera costumbre, cuando de mis situaciones le comentaba, de brindarme un té a medio hervir y explicarme los porqueses de todas mis interrogantes. Como cuando perdí mi sombra...
SombrA

Habían pasado varios días desde que la pareja de ancianos, Torcuato y Clara Bric, se había mudado al vecindario, digamos unas cuántas semanas.
"Tal vez sea temporal" - se lo comenté a mamá a la mañana siguiente, a lo que ella, con su sonrisa indescriptible, me envió con una bandeja de galletas horneadas para darles una ligera y apuesta bienvenida. Claro está, me las comí todas antes de llegar a su timbre y tan solo los saludé cordialmente y me escabullí sobre el viejo pasto crecido de la entrada de su casa.
Solía visitar al viejo Torcuato cada tarde después de mis aburridas clases de francés en el centro, y mientras él me relataba todo sobre las batallas libradas por su pelotón en varias guerras, una de ellas que incluía a galaxias sorprendentes, Clara miraba atentamente fotografías viejas de él y de ella. Torcuato me detallaba cada cosa de tal forma que yo pudiese entender, y aunque a veces lo reprochaba por dentro ¡Caramba, tengo ya trece años, soy mayor! y mis ojos me delataran, lo escuchaba atentamente, como si esas palabras me fuesen a servir cuando a la noche me dedicase a soñar y asustar a los fantasmas que habitaban bajo mi cama.
Mis sueños, bueno, mis sueños son ligeramente algo extraños, jamás se los comenté a nadie pues, al ser sueños, nunca existieron, o más que no existir, creo que a nadie le serviría si a la mañana siguiente aparezco vestido de hombre invisible debido a mi falta de costumbre entre la realidad y la de ellos(mis sueños, válida redundancia); En resumen, mis sueños eran míos y tan solamente míos, soñaba con cumplirlos aunque soñar que soñaba a cumplirlos me demande más tiempo del que gastaba entre el té de media tarde y el cuento de mamá antes de partir.
Sucede que una mañana de otoño, cuando regresaba de mi afrancesamiento de hora y media, decidí detenerme y relajarme en la plaza central. Cerré los ojos, sucedió, quería estar tan solo que al despertar mi sombra desapareció, tomé mi bicicleta del pasto y arremetí mi viaje, la mirada dubitativa y el sonido de la ciudad ensordecía mi mente con preguntas, ¿habrán sido los fantasmas debajo de mi cama?, ¿es una broma? y tantas otras, millares, que poco me importaba el camino, solo necesitaba una respuesta, una verdad.
Mi pálido rostro sorprendió a Clara cuando llamé a su puerta, ella sabía, sabía que algo me faltaba y sin embargo me dejó pasar y me llevó hacia donde estaba Torcuato.
"No, no quiero, mi sombra se ha ido, dígame a dónde se ha ido, por favor" - se lo repetía cada instante. "Relájate muchacho, sírvete un poco de té, te contaré porqué se fue... El resto, lo harás tu solo" - sentenció.

"Nunca eres tan mayor como para saberlo todo, ¡caramba, ya estoy viejo!, o tan inocente como para no sorprenderte dos veces, o tres. La gente como nosotros, los soñadores incansables que buscamos sobre el pasto, sobre todo lado, tratamos de encontrar un lugar en dónde quedarnos, a dónde volver, como si deseáramos marcar un territorio que mal mente se puede decir que ya fue conquistado por otro, o por otros, no interesa si es uno o muchos, siempre somos un conjunto de cosas, por ende, jamás estamos solos. Cuando cerraste los ojos y pronunciaste a soledad, como si fuese un ritual de sabios ancianos de costumbres y mañas épicas e inigualables, quisiste estar solo enserio, lo que me sorprende es que tu cuerpo no te haya abandonado también, somos tan solo materia en medio de resquebrajados huesos y carne sensible al tacto ajeno, y tu sombra, compañera inseparable del vis a vis de tu vida y de tus momentos más ajenos, se estampó contra este mundo, ella es nada más que el reflejo infinitesimal de tu proyección contra algo, digamos que el sol y las materias fuesen cómplices de aquello, es tu movimiento, el único de tu cuerpo que no puedes controlar ya que no sabes, a qué hora exactamente se encuentra, si delante de ti, si a tu lado y vaya a saber si a cien metros de distancia. Ella es tu cómplice, es tu mejor cómplice, es ella, tu sombra. Al estamparse en el mundo se volvió alguien real, y por ser ella, apuesto que es una bella mujer. Pero, no te apresures al salir a buscarla, ni tampoco esperes olvidarte de ella, tampoco menciones al tiempo, verborragia de los humanos para aglutinar de tardanzas al mundo, no cuentes con el, no te alcanzarán los dedos, no le creas por un buen tiempo.
Volverá y será de nuevo quien fue, y te olvidarás que se fue. No volverá y la esperarás hasta envejecer y ella se olvidará de que la estuviste esperando. Se hace tarde, es hora de que vayas a casa, no dejes que los fantasmas que habitan bajo tu cama le declaren un estado de sitio a tu sombra, si es que ella ha vuelto ya".

No fue necesario agradecerle, caminé por su casa un tanto solo, y me detuve en aquellas fotos que Clara miraba la primera vez que los conocí. Tan solo estaba Torcuato y su sombra. Desperté...

domingo, 3 de octubre de 2010

...Cerrado Por Derribo...

Vaya despedida, para ausentarme por un tiempo largo de estos escritos y de las tintas que se acaban, qué mejor que el Sabinero de todos los Sabinas, Joaquín Sabina....

...Un despedido sin contrato, hasta un nuevo asalto sin mano armada ni tinta roja.
Hoy me tomo algo que nunca ha sido mío, como los besos de alquiler compartido, como los cruces de la estación de Retiro.
Como para decir que éstos cuentos hechos y maltrechos, por hoy "cerrados por derribo"...

Espantapájaro LiteratoS


"...Este bálsamo no cura cicatrices,
esta rumbita no sabe enamorar,
este rosario de cuentas infelices
calla más de lo que dice
pero dice la verdad.
Este almacén de sábanas que no arden,
este teléfono sin contestador,
la llamaré mañana, hoy se me hizo tarde,
esta forma tan cobarde
de no decirnos que no.
Este contigo, este sin ti tan amargo,
este reloj de arena del arenal,
esta huelga de besos, este letargo,
estos pantalones largos
para el viejo Peter Pan.
Esta cómoda sin braguitas de Zara,
el tour del Soho desde un rojo autobús,
estos ojos que no miden ni comparan
ni se olvidan de tu cara
ni se acuerdan de tu cruz.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “condios” a los dos nos sobran los motivos.
Esta paya tan lejos de su gitano,
este penal del Puerto sin vis a vis,
esta guerra civil, este mano a mano,
estos moros y cristianos,
este muro de Berlín.
Este virus que no muere ni nos mata,
esta amnesia en el cielo del paladar,
la limusina del polvo por Manhattan,
el invierno en Mar del Plata,
los versos del Capitán.
Este hacerse mayor sin delicadeza,
esta espalda mojada de moscatel,
este valle de fábricas de tristeza,
esta espuma de certeza,
esta colmena sin miel.
Este borrón de sangre y de tinta china,
este baño sin rimmel ni nembutal,
estos huesos que vuelven de la oficina,
dentro de una gabardina
con manchas de soledad.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “condios” a los dos nos sobran los motivos..."

Joaquín Sabina