Me quedo con los caminantes que van demasiado, con los "knocking on heavens door"
Me quedo con la piel de estas serpientes que muerden manzanas, hasta hacerlas gritar.
Me fundo en el beso más rústico que exista, porque de esos labios no salpica el amor.
Me siento en la sala de espera de un juicio, cien años de perdón por robarte la ilusión.
Me pierdo entre brazos de abrazos prohibidos, en la danza murguera de algún cotillón.
Le busco a los sueños algunos sentidos, porque la hoguera no alcanza para tanto traidor vivo.
Le escapo a la muerte por ser yerba mala secándose al sol.