El sur, donde comienza tu cuerpo, me da la bienvenida a esta cruzada sin espadas, correré por tus piernas agitadas, trabajo gratuito del hombre conquistador, me iré deshaciendo del vértigo, el temblor y la mesura, llegando ansiado de sed hasta la ranura de tu vientre clásico, y con mi lengua agitaré tu capital.
Comenzaré recorriendo tus costillas hasta rozar tus pechos, cubriré de labios rotos aquél espacio que me antecede, y levemente, arribaré a tu boca, pacto sagrado de los amantes, y sentiré tu voz,galope de pegaso, y habré llegado donde acaba tu cuerpo.
Donde comienza tu cuerpo, donde solamente vos y yo, por amor al arte...