... Mi escondite en la espuma del mar, mi mudanza extranjera, sabe bien que no vuelvo hasta la primavera ... Un azul derramado en sus tonos mayores, se aventura al carmín de tus labios con sus gamas menores ... Puedo haber ignorado las voces del mundo, sin pensar que al verano lo cercaba un segundo ...
... Si unos cuantos cristales de seda no recuerdan mis huellas, puede ser que entre el norte y el sur ya no quepan quimeras ... De repente me encuentro apostando en la cuarta escalera, a un millar de pecados envueltos en una pecera ... Y hoy por más que recuerde mi nombre no lo digo en escena, el reloj de un papel arrugado se quedó sin arena ...
... Y al dejar en el lado cortés su agitante presencia, las caricias de cal y de arena no han perdido su escencia... Estas viudas siluetas que al viento han dejado sin rumbo, se marcharon diciendo un adiós que tomó un segundo ... No le dije mi nombre a su voz por el eco rotundo, que en tres cuartos de su habitación perdería su rumbo ...
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