No hay nada mejor que el amor en la escalera,
Los besos tras bambalinas,
Los peces en la pecera.
No hay nada peor que el peor con punto y coma,
Los perdones remendados,
Sus labios sin mi boca.
No hay nada entre el debe y la venida
En haberes y placeres,
El sabor de despedida.
No hay nada entre los nuestros y contiguos
Los sueños de los sueños,
Las coronas que sueñan con reyes, los reyes que se acuestan sin ellas,
El ajedrez que brinda el jaque mate de sus medias.
Hay pecados que no relaté por besar en la boca
Hay besos que perdí por no querer querer de nuevo
Y hay otros que recibí sin querer antes del mismo tiempo.
No hay nada peor que la rutina de invitada
El amor sin apetito
El sueño en camas separadas.
Todavía le debo el baile a un tango de tacones altos y falda corta.
Todavía despierto tan solo con mi ello, mi yo y mi súper yo,
Pero sólo de cualquier manera.
Y por más que sume de menos
Y nunca tenga un puto cero en el intento
Aún no he cobrado el último pago de aquellos besos de barrio,
Aún se puede decir de mí, lo que nunca se ha contado.
Lo bien que puedo en disimulo
Me ha salvado el mismísimo pellejo.
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