… Por favor despierta, están llegando… Están llegando …
No se si es el principio, el final, no recuerdo si fue el último invierno o el primer verano, en tal caso, el calor de las llamas opacó esa noche, para consumirnos como lo que fuimos, nada más que un conjunto animado de paja seca, mal trecha.
Cada noche, fue un principio, cada amanecer, un te volveré a ver, en aquel mismo lugar, en aquel maizal que fue más nuestro que los cuervos, fue el caudal que necesitábamos, para saber que estábamos vivos, sin final.
Sara, tu nombre me recuerda a todo, tus ganas de saberlo todo, irrumpieron con mi ansiedad, me dieron vida y nos llevaron a mundos inimaginables, por fin podría olvidar a mi novia nocturna, o al menos invitarla con nosotros por el riachuelo del maizal. Sara, si fuiste una sola entre tantas, recordabas cada cosa, aunque sabías que la olvidarías al día siguiente, pero en las escasas 24 horas, me hacías sentir eterno.
La primera vez que te vi, tu sombrero, tu corbata sobre el cuello, tus brazos extendidos al horizonte, los cuervos sobre tu cabellera, tus ojos, tu sonrisa eterna … Ese día conocerte fue nuestro entierro, aquel día me recordaste que tu creador , el viejo Oz, te dio un nombre y no lo olvidarías jamás, y que el mío, Ran, tampoco se podría borrar de nuestra mente .
Al pasar los días, nuestra inquietud por saberlo todo, rompía las reglas de nuestro mundo, pero, pero qué digo, si en nuestro mundo no habían reglas, ni relojes de arena, no existía el tiempo, la distancia, los males de los humanos, éramos uno entre tantos pájaros vestidos con túnicas negras.
Nuestra inquietud nos llevó a que cada noche, sea un escenario ajeno al real, podíamos soñar, crear, en las noches, cuando todos dormían, nosotros despertamos lo que ellos llaman el amor, aunque sabiendo que no teníamos corazón, sentíamos que nuestra fina tela, podía latir.
La última noche que te vi, decidimos preguntar si habría alguien más de los pocos seres que nuestros ojos podrían alcanzar a mirar. Rompimos las cuerdas, caminamos por primera vez, el molino del viejo Oz se rompía con el viento y deshacía nuestros pasos, pero no nos importaba, estábamos juntos, y al llegar a su posada, las ventanas se arremetían con fuerza, capaz de tumbarnos, entramos …
Miramos con frialdad al viejo Oz, sus largos suspiros y su olor a alcohol, nos detenía, pero era mas grande la curiosidad, que no pudimos detenernos …
Oz, Oz, despierta, soy Sara, vine con Ran, espero no te moleste, queremos saber, qué existe más allá de este maizal, de las praderas, después de las cordilleras?
Sus ojos, casi dormidos, rodearon la habitación, su mirada se congeló al vernos, su miedo se nos presentó … Un golpe en la cien sentimos al instante, solo recuerdo que mi mano se separó de Sara…
Al día siguiente, nos respondieron la pregunta, un ejército armado, con fuego frente a nosotros, dispuestos a dejarnos en claro, que no pertenecíamos a los humanos … “Satanás, Satanás, vete de aquí, muere entre las llamas que te rodean”, nunca pudimos entender esas palabras, fue la primera vez, que sentimos el miedo …
El calor, nos empezó a agotar, nos quemaba por dentro, nos dejó, nos fundió …
No se si es el principio o es el final, Sara, comprendo ahora lo que significa tácito, no se donde estás, no puedo ver, no puedo sentir, Sara, el maizal ya no es igual, no conozco este lugar, tan solo, me quiero despertar, tan solo te quiero encontrar …
... Vuelve a mi, seguimos este sendero, en tu recuerdo tácito te espero, Querida Sara ...
me encanto!!!
ResponderEliminarse que hoy soñare con esto jaja
te quiero