domingo, 30 de mayo de 2010
...Fábula(s) DoRe-Mý...
Me fui deshaciendo de mis caros prejuicios con lo tuyo, me hice de ti con tu acento en mí, de tu cuerpo indivisible, sombra de mis manías, en el mío, me adueñé de tus bésames únicamente para mí, sobre todo entre el despiértame y el cierre de tus labios atrincherados sobre los míos.
Estaba pensando que estando en el sueño estaba en lo cierto, y de haberte demostrado mi cordura, tu boca tan solamente me hubiese amoratado de amor mientras duraba la luz encendida.
De ésta Fábula(s) DoRe-Mý me desviví en SolFa-y-Tú.
viernes, 28 de mayo de 2010
...La-Mús...
Entre tanta incompletitud de andarme contigo sin tus besos desmerecidos, faltaron las notas repetidas constantes, y fuimos buscando mientras nos íbamos perdiendo a cada paso, sobre el piano de fondo y las trompetas de mudas, nos íbamos perdiendo, de apoco tocando las notas faltantes, y el mismo mío de espejo empañecido que repetía sobre tu espacio sin sombra ya sinmigo:
Desabastéceme de tu pronunciación, pecado voz de sol, mas no podría aguantarme las ganas de llamarte la atención... Oh! niña, desquiéreme antes de andarte, que podría deshidratarme con todo lo tuyo, noche por noche, y aún más, cuando la música falte.
Y la música se fue, se me fue contigo, me quedé con la carne y hueso en exceso, casi casi tan incompleto como la música de fondo y el silencio de mudas, así me quedé y me desviví para morir de vuelta, para volver de nuevo donde nunca estuve, y compartirme con alguien la música entera, el cuerpo y la mente sabatinera, un viernes por la noche.
miércoles, 26 de mayo de 2010
...Visitas...
Mañana desde tarde voy, voy poco y me iré, me iré temprano, como si esperara encontrarte erguida en el balcón mirándome balcanizar lo de debajo de tu vestidura.
Voy, voy con el tacto justo de tus noventa sesenta y tus piernas, y me iré, me iré desmadurando lo que de la vida aprendieras.
Voy, voy demasiado pronto, cuando se caiga el infierno, y me iré, me iré aprontando demás, después de amanecernos de nuevo.
...Y cuando vengas, no vayas, así yo voy de nuevo...
martes, 25 de mayo de 2010
...DosAmor...
Desde aquel día fui desmembrando mi memoria, solamente contaba con el pasado para protegerme, ni siquiera para eso era tan bueno como lo soy ahora. Cuando despierto, despierto solo, con mi ello, con mi yo y mi superyó, pero al fin y al cabo tan solo.
Recordar la última vez que te vi sería deicrte adiós y aunque ahora quisiera estar desenterrando el amor como lo prometimos, me estoy enterrando junto a tí, no harán falta estos cuerpos humanos, déjame decirlo, el resto lo harán los gusanos.
Cómo, cómo podría decir que moriría contigo si te matas o que si te fueses primero escribiría nuestra historia con la sangre que me sobra y la tuya que te falta, y dejar de lado el morbo de este encuentro, en esta charla en este cajón donde estamos los dos ahora, y te miro diferente, pálida, sin fuerza, sin sonrisa, aunque simplemente sepa que estás ahí, ya estoy contigo, o ya estaré, bueno, no soy bueno jugando a conjugarme en los verbos, pero contigo, eso seguramente reconozco que es verdad.
Recuerdo nuestra última cita en aquella sala de espera completamente desesperada, tu cuerpo enteramente ebrio de formol, el mío, absurdamente lleno de veneno, deseando ser aquél que ocupe tu lugar y no tu misma actuando de ti misma, quién sabe, si esto fue la historia de amor que no creía en nada mas que en eso, que al mirar no mirábamos solamente lo que alcanza el tacto, nos teníamos en nuestra surrealidad realmente y llegamos hasta sentir la furia de lo tácito, ese peso extra que cargábamos al despertar con nuestros cuerpos moribundos después de tanto amar.
Sé que las personas van y vienen pero nadie me enseñó mejor que tu que antes de morir deberíamos vivir, y así fue, creo que he vivido lo suficiente, creo que los diarios me dicen lo mismo mañana tarde y noche, creo que los fantasmas son la misma gente que copa ciudades y compra hasta el cariño faltante en sus habitaciones, que el vicio del ser humano los enjuició ante una justicia ciega de poder, que no conocí otra mujer mejor que tu pues aunque dormía con ellas soñaba contigo, y cuando dejé de soñarte y ellas a dejarme, vine a visitarte y me recibiste con tu cuerpo de ángel con ojos cerrados, con tu voz apagada pero impaciente de contarme las mil y un aventuras venideras de ese porvenir incrementable, de aquella filosofía de la vida.
Ahora solo resta cerrar los ojos, no te adelantes, puede que esto no sea la mejor declaración de amor ni asemejarse a Romeo o a Julieta en desamor, pero es lo nuestro, nuestra historia en breve mientras se adormece este esqueleto, donde mi intelecto aún quedará despierto para amarte en reencarnamiento, verdaderamento.
Por la algúnica vez en que me alojé contigo, cuando te amé por fuera del margen de toda moral y de lo permitido, y que ahora tus atlánticas venas me estremecen y me junto a deshilar lo que queda de la piel viva que muere de a poco junto con el latir de este corazón que se quiso en pretérito imperfecto y que si la muerte nos separó fue solo un instante, ahora espero encontrar algo redundante en el sonido vacío y muerto de este lugar, aguardando el momento preciso cuando deje de respirar, para poder irte a buscar aunque no sepa donde estás.
Con amor, El amor en primera persona.
viernes, 21 de mayo de 2010
... Cajita Musical ...
Al fondo de aquella calle empedrada, cerca de San Telmo, cada viernes de septiembre cuando no llovizna en la vieja Buenos Aires, Naima ensordece a los visitantes con su cajita musical.
Como todo lo viejo, la cajita también se encuentra a la venta, aunque nadie la desea comprar, su música es tan fascinante que nadie desearía volver a pasar por ahí sin imaginarse un sueño profundo y eterno en el cual sumergen aquellas notas casi errantes atormentadas por el tiempo.
Dentro de ella, una joven bailarina envejecida con los años baila su canción preferida, año tras año ha visto infinitos rostros que la observan con serenidad, con intriga impaciente, como si no desearan que termine su baile. Su nombre, Uriel, de origen anglosajón y piel tosca como el mármol, cada viernes de septiembre que pasa, desearía bailar aquella música que se toca en fondo, con alguien, aunque sea por alguna vez.
Ramni, de diez y seis años, se mudó hace varios días al barrio, nunca tuvo la suerte de poder escuchar, aunque aquello jamás le impidió poder crear seres inimaginables de madera, marionetas colgadas en un circo de papel, estropeado con el viento. Desde entonces luce cada viernes de septiembe, en esa misma calle empedrada, su festival de marionetas.
Una noche de jueves, Epidio, la marioneta más hermosa nunca antes concebida, se asomó a la ventana de la habitación de Ramni, y observó que Naima estaba por cerrar su cajita musical, hasta que por fin pudo mirar a Uriel, y entusiasmado, volvió al baúl de venta.
Entre tanta gente de viernes, Uriel comenzó su baile, aunque un poco angustiada, sentía miradas extrañas, pero no sabría por donde comenzar, hasta que en su primer paso a la vereda de enfrente, pudo observar a Epidio, sentado, mirándola fijamente. Al primer aplauso de la gente, Epidio se levantó, tomó la forma ausente que aguardaba Uriel, y comenzó a bailar, ambos cerraron los ojos, se sentían tan cerca, que nadie los podía tocar. La luna acompañó esa tarde que la lluvia destrozó en cristales de estrellas muertas de envidia de aquellos amantes de la danza musical. Uriel, sonrojada, se escondió de felicidad. Epidio, entusiasmado, volvió al baúl de venta.
"Viernes de septiembre, lo deseo..." Uriel, Epidio.
Cada viernes de septiembre, la danza se hacía más fuerte, las sonrisas, ajenas a sus dueños, no dejaban de soñar. El baile, no se quería cansar.
Amaneció como cualquier viernes de Septiembre, Uriel quería comenzar a bailar tan pronto se ponga la primera hora de la tarde, con su amado, y al abrirse la magia musical, Uriel levantó la mirada expectante de que él esté ahí, como siempre, para siempre, pero un individuo de tez blanca tenía en su mano a Epidio, tomó dos marionetas más, y se despidió de Ramni. Al mirarlo partir, Uriel se quedó petrificada, su amante se iba, quién sabe a donde, quién sabe porqué, pero se quedó sola en su viernes de septiembre, aunque la mirada de Epidio le describía perfectamente: "Nunca dejes de bailar, volveré". La cajita se cerró, Uriel, no se despidió.
Treinta y tres años más tarde, Naima sacó su cajita musical en la misma calle empedrada de Septiembre, Uriel, cansada y ya sin color se quedaba horas bailando ya sin fuerza, sin felicidad, sin pasión.
"Bailamos?,Aquella voz, aquella voz tan fuerte hizo eco en sus oídos cansados.
"Epidio, sos, sos vos?" Respondió Uriel.
"Te prometí que volvería, y volví" Respondió aquella voz. Uriel al mirar a Naima, comprendió que ella la abandonó para ir a recuperar a Epidio, y no le importó cuanto tiempo perteneció abandonada, sabía que ella la comprendía.
Aquella llovizna nocturna de sábado amaneciente nunca se olvidará, Ramni y Naima entraron apresurados a la vieja casa de él, como dos enamorados... Y afuera, el espectáculo más amado por la luna, Uriel y Epidio, bailando en la cajita musical.
"Cada viernes de septiembre, nunca te canses de soñar"
miércoles, 19 de mayo de 2010
...Del Amor y otras Acrobacias...
La geometría de su cuerpo denunció mis preguntas, mis ojos irritantes ante la soberbia de tal belleza intocable, mi piel se desgarró con el toque de sus manos. Pegados en sus sábanas hartas de tanta materia prima vestida, ellas mismas desvistieron las voces. Como si fuésemos pubertos en lo que nos sabíamos tan expertos, que inclusive podríamos hacerlo con los ojos cerrados, las manos atadas, ayer los teníamos bien abiertos y demasiado sueltas. Encima mío el pecado de Eva, debajo de ella lo que quedaba de un Adán tatuado en la tierra.
Las palabras repetidas como si no hubiera memoria que se acuerde, las manos entrelazadas denunciando pasión por todos lados, el amor en el suelo junto a los restantes deseos, dos cuerpos tan juntos, separados por la niebla agotada de respirar, unidos hasta por lo inimaginable. Hacerle el amor al sexo endeudado con nosotros, como si quisiéramos que no se adelante un final que parecía llegar mientras nos espiábamos a los ojos.
Precoces en ese arte de amar y odiar al tocar, percibiendo que llegaba el día, que llegaba hoy y que ambos despertaríamos atados a las responsabilidades y a aquellas excusas breves para darle el hasta luego. Tantísimos amantes del sueño profundo nos sentimos, ninguno debía despertar hasta las seis, como un día normal, pero ninguno pudo dormir sino ante la llegada de las siete.
Qué suerte tenemos los nosotros juntos, soñando entre el cuerpo del otro a que somos inmortales en el vientre del amor con acento, desesperados por atender necesitados.
Ahora pasaré por ahí, señora inoportuna aferrada al sombrero, sonriente, café de por medio, es por eso que le recordaré el ayer a sus murmullos, que el pasado en un tal hoy era para nosotros un presente en un tal ayer, hasta que lo podamos recordar con un tal mañana; Y la gramática de su cuerpo, me invitó otro café, antes de las siete.
martes, 18 de mayo de 2010
... La soledad de las Frases acompañadas ...
(Sobre cómo dormir acompañando)
Desde hace un tiempo que escapé sin que lo sepas, la duda consecuente que obvia mi cabeza es saber si me recuerdas, o si te diste de verdadera cuenta que ya no estaba ahí cuando tocabas a mi puerta. Ahora que recuerdo dejé la puerta abierta, pronto volveré esperando a que estés frente a aquel timbre enmohecido y sordo de tanto hacerse sonar. Vaya, ¡qué viejos estaremos!, ¿Nos daremos cuenta?
(De las Manchas Intactas)
Hoy verla, como antes de tiempo, mintiéndome verdaderamente feliz como si no hubiera pasado un día entero... Ayer entre mis brazos, se me fue como siempre prometiéndome verdaderamente feliz como si no me conociera... Mañana como pasado en tiempo, esperándomela sentado verdaderamente feliz, como si no tuviera mejores quéhacerles...
(Añoranzas verdaderamente felices)
Te dejaste por lo mío, seguramente asegurabas que no debías, mastardemente cuenta diste a mis palabras y nochemente te marchaste con las sombras del tequila, anduviste con tu vida cuando yo te esperaba en esa esquina... Te saliste con las mías, aunque felizmente prontamente volverías…
(Enternamente)
Esta vez quiero quererte enserio, no mirar la soledad mofarse de la realidad... Aquella vez te hubiese querido enserio, pero perdí tanto la voz por gritarte que te quiero, y no me escuchaste en el intento... Mañana quisiera querer de nuevo, quererte hasta perderme enserio, morir lleno de vida entre tu cuerpo, fugarme en tus sentidos, sin regreso, sin la mala costumbre de decirte que te quiero…
(Yo también sabía de eso)
AntesdequetemeempiecesaandarsoladéjamedecirtequenomerezcotuabandononosoybuenoparaesosidesdeayersabíaquenotequedabatiempoyquelosamaresycantaresquemeibasdesmintiendoeransolotoscasvocesdetercerosEsperaesperequecasiyanotereconozcoconsombreroquécortoeseltiempoparecequehubiesesidoayerquedormíamossinesosaquellos
(Sin comas y otras cosas)
Y como no soy mezquino, le dejo en su último suspiro, si quiere un consejo, no le tenga miedo, vine a darle una palmada a sus hombros, a poner lo blanco en penitente, y los colores de nuevo, no he venido con voz vengativa ni desprecio, sólo a decirle que se vaya de una vez, ya estoy cansado de buscarlo. No tenga miedo, esa última vez su voz misma me dijo que la suerte no nos salva dos veces, y usted la agotó por supuesto.
(Al Unomismo)
Ya se que piensas que no hay excusa cobarde que valga para quedarme encima de tus besos, algo le debía al inventario, para alquilarme un espacio, no sé cómo ni tampoco cuánto, en tus recuerdos de junto de mayo, de abril y talvez un marzo... Si de lo mío era quedarme donde habita el silencio, entre tus piernas, sobre tu cuerpo, donde el amor se olvida del te quiero, y el valiente se queda unos instantes.
(Sobre lo inútil de olvidarse)
Cuántas veces intentó uno mismo envenenarse en su placer, socorrerse en su aflicción, jugando a la psicología del corazón. Cuántas veces se exclamó, que caiga el cielo y que viva ella, para terminar boca arriba en las aguas del mar muerto. Cuántas veces se olvidaron de olvidarse de los todos, y acordarse apenas antes de dormir, que ya era muy temprano.
(Unas Cuántas que sabemos)
lunes, 17 de mayo de 2010
...De Postdatas y Memorias...
jueves, 13 de mayo de 2010
... Última Vinagre...
-Sepa usted que ella hace lo que venga en gana con su tiempo-
-Me diría loco si le digo que el tiempo es aberrante y malcriado con mis mañas-
-Al igual que la guadaña, pero muchas personas ya se han ido, excepto usted-
-Creo que ya es hora de irnos, su tiempo se acaba cuando empieza el mío-
-Sepa disculparme, yo no me iría a ningún lado con algún desconocido, ¿Quién es?-
-Si, es la respuesta a su pregunta, y desconocido es quien no sabe, yo lo se a usted desde crío, vamos antes que la guadaña venga por usted mismo-
-Creo que ya llegó, me pagó con mil francos y quería morirse antes de tiempo-
Marzo del Dos mil Dos... Actualización a fecha...
"De mis Obras incompLetas"
... Sobre Mujer ... (Antigüedades Modernas)
Con las dudas que acarrean, la culpa de los comunes, de los sentidos que le pesan, el sueño de ella no es ligero, la noche le ofreció en carne y hueso, el Apocalipsis del deseo, la manzana prohibida del mercadillo de frutas, la voz tajante y atosigante del amante en turno, las velas del candelabro que se apagan, los cortes de cabeza, el sexo del amor sabor de fresa, el sudor de la pasión, el calor del terremoto.
La mañana toma forma de ella, aclara su color contando las horas, desde cero hasta septiembre, la cobardía al dar una cara que esconde, sin pesarle arrepentimiento alguno, semejanza de pareja, adjetivo de placer, vuelve ella, a su vientre en sus alcobas, se recuesta sobre el polvo de recientes, acaricia los espacios de pendientes, todo lo que queda… Despierta el, y nada mas es ella, otra vez en su balcón, correctamente involucrada en despedidas, las estrellas ya han dormido, el puerto ya se ha ido.
Mañana domingo, por la mañana, en su cartera llevará sus buenas costumbres de no necesitar, y nada más que ella, ya sin nadies, de vuelta a sus balcones, con su impecable testigo de caricias, sin excusas de mas tardes.
martes, 11 de mayo de 2010
... El Hombre y la Luna (La Dama Primero) ...
Este es el último de los cuentos/relatos "De mis Obras IncompLetas", colección de la cual forman parte: "
Que la vida está viuda de esta realidad, donde el ser humano alquila su libertad, que lo hermoso es despreciable si no lo supiste aprovechar, que de lo bueno se inventa aquella maldad, donde el habitante no muere por ignorarla al final... Que no hay diferencia y lo importante es si supiste disfrutar.
Que del mundo habría por contar, lo que está en silencio, lo que se quiere escuchar. Que entre lo malo y lo bueno no sabríamos diferenciar, pues que ante esta duda si es bueno está mal, si es lindo no haz de confiar. Que no se excusa el no querer mencionar, que las voces en cualquier idioma, siempre desean su libertad.
Que entre tanta diversidad, lenguajes por comprender, fisuras por evitar, que la dama primero a este hombre con su luna por la mitad, que apareció sin diferencia de edad, sin nombre plural, con su sana libertad, su frescura singular. Que El hombre y la luna, a la dama han de buscar, y con estos versos no intentar enamorar, que del amor sabe poco, que de los peros valen los también. Que la dama primero existirá, que enamorará, que sentirá…
Descubrí varias formas, para no besar con la mirada
Aprendí a salirme del margen, mientras soñaban las hadas
Comprendí que lo simple, se obsesiona en lo complejo
Me delaté ante tus ojos, con mi errante desespero.
Recurrí a la fortuna, sin pedirle deseos
Escribí entre tus manos, el prohibido misterio
Asumí mil derrotas, mirando hacia el cielo
Conocí en el relato, lo que callan los sueños.
Soporté lo tangible, más allá sus voces
Me alojé en el desván, donde guardas tus pasos
Incluí en las mañanas, los divinos fracasos
Me olvidé que la luna, se escapaba en las noches.
Aquel hombre que te habla, con la luna ha llegado
Con las damas primero, el recuerdo ha guardado
Si tus ojos me observan, con admirable misterio
Descubrirás que las voces, quedarán sin destierro.
Si amanece mañana, que despierte este verso
La luna en su letargo, la condolencia primera
Resume las horas, para quedarnos sin tiempo
Como dama en primero, y este extraño que espera.
"De mis Obras incompLetas"
lunes, 10 de mayo de 2010
... Alicia ya no está...
Recuerdo haber entrado en su habitación, el piano descansaba en el mismo rincón, talvez se cansó de mover sus cosas para no extrañar. Su cajita de música permanecía cerrada, podría ser que el sonido la cansó, nunca la cambió.
La noche anterior en la fiesta del té, Alicia se sentó en otro lugar, mencionó que quería cambiar algunas cosas de lugar, se sentía un poco incómoda, a pesar de ser la anfitriona, una vez más.
"Comprendo perfectamente lo que está por venir", me comentó al oído mientras yo servía la quinta ronda de té: "Las luciernagas se apoyarán en la mesa, cada una se encenderá cuando termine la hora, brillarán intensamente hasta que la liebre de abril las persiga, se perderán en los arbustos, no las veremos más hasta el siguiente día. El gato de smileland se aparecerá en dos segundos a mi lado, sonreirá conmigo, desaparecerá. Todo seguirá igual", dejó que termine de servir, se sentó en su lugar, dio la bienvenida a los invitados. Todo se cumplió a término, tal y como Alicia me lo relató. Esa noche no fue igual para mí.
Quizás ahora entienda porqué se fue, sin decirnos adiós, sin despedirse de mí.
Este día, Alicia ya no está.
La noche en que Alicia abandonó las maravillas no tuvo sol, encima de su mesa descansaba mi sombrero, algunos recuerdos se escapaban de él, otros yacían en el suelo, me senté, cerré los ojos, quise por primera vez que esto fuera una pesadilla, como la vez que nos aventuramos con ella a viajar al País de las Pesadillas… Pero no fue así, palpé la realidad de su habitación en soledad. Alicia ya no estás.
Viajé rumbo al oeste, para encontrar la salida, pero jamás la encontré, no se en que estoy pensando, sus preguntas, las últimas de ellas: "¿me vas a extrañar?, ¿quisiera crecer, tu?, ¿hay algo más allá del más allá? ¿Sombrero loco, alguna vez desearías estar cuerdo?", no dejan de responderme por sí solas.
A la tarde viajé hasta las pesadillas, no la encontré. Solamente Adelita estaba ahí, deshojando sus girasoles, por fin la encontré, ya no se había marchado con los otros, se quedó ahí, sentada, al pie del jardín.
Ya es un día en que te fuiste, sin despedirte de mí, cuando decidas volver, te esperaré por siempre en la fantasía, llevarás tu vestido de azul, me enseñarás tu sonrisa. Mientras te espero, cuidaré de Adelita, así prometí no perseguirla más por tierra o por mar.
Mañana al atardecer, jugaremos con la Oruga al ajedrez.
Si llegas a escucharme, Alicia, en tu realidad, vuelve a soñar… Te estaré esperando, para volvernos a escapar.
Sombrero Loco
"De mis Obras incompLetas"
domingo, 9 de mayo de 2010
... La sombra de los Sueños...
Sentado en el mismo lugar, interrogado por las razones de estar ahí, sin necesitar nuestra presencia. Fueron cayendo de a poco varios espectros, pasados, recientes, futuros, chocando con el suelo, elevando la arena de esta tierra. Son de color gris transparente, algunos llevan máscaras, otros se muestran como son.
Encerrado en aquella habitación, sentado en esa silla de madera acabada que lleva varios siglos contemplando víctimas de los mismos, esperando la sentencia.
Cada uno se fue haciendo de los sentidos que me sobran por contar, van indagando de a poco, preguntando varias veces porqué no existen en el mundo real, comentando a voces insurgentes las respuestas que les brindo, más nunca se quedan a gusto.
Los pasados fueron los primeros, contaron anécdotas sobre las ciudades que visité, sobre los amores que desgasté, hablando en idiomas más antiguos que estas tierras, algunos con serios disgustos, otros con aciertos criterios. Invadieron la sala como cientos de miles de ellos, llenos de angustias y risas, trazaron dos líneas alrededor de esta silla, formaron un círculo, tomaron mi forma y despertaron.
Entre los presentes del presente pude reconocer a algunos, el resto mantenía su antifaz con la sonrisa intacta, como si desearan desgarrar lo que queda de aquellas paredes con sus manos envueltas de seda. Comenzaron jugando a los dados, pusieron sobre la mesa un par de tréboles, tres exactamente, algunas fotos recientes, los ecos de voces de urgentes, algunas desconocidas. Cada uno iba detallando su necesidad, se volcaban sobre las paredes y el suelo, pero nunca tocaban aquella luz intermitente que mis ojos soportaban, me observaron por varios segundos, terminaron de jugar a los dados, tomaron formas presentes, despertaron.
Los últimos fueron simplemente indecisos, no sabían por donde comenzar, llevaban la silla siempre para el mismo lugar, hacia delante, el dolor fue insoportable, para bien o para mal, para normal, tocaban melodías con alas de ángeles caídos con los restos de los antifaces de los presentes, burlaban una y otra vez mis respuestas, pero siempre llevaron la silla al mismo lugar, hacia delante. Confesaron la brevedad que los apura, respiraron varias veces al mismo tiempo hasta que terminó su melodía. Tomaron formas nuevas, despertaron.
El aliento comenzó a desgastarme, mis ojos parpadeaban lentamente, mis manos atadas con lazos hirientes, el gusto a cal y arena en mis palabras, mis oídos se cansaron de escuchar. Las luces se apagaron.
"Despierta una vez más. Bienvenido a tus sueños."
Abrí los ojos, el reloj sentenciaba la misma hora, la habitación reconociblemente aturdida tenía todo en su lugar, desperté una vez mas, reconozco todo lo que hay y lo que vendrá, siento que no escapé del mismo lugar, están ahí, entraron en la realidad, o talvez nunca salí de sus sueños, la sombra de estos llegaron para despertarme.
El café de las seis sigue estando a las seis menos diez, la lluvia sigue opacando sus lágrimas, las voces se endulzan con la primera creciente y el último resplandor, pero algo cambió.
Soñando dormido, estando despierto… Pensándome mientras me esperan en el último vagón del tren, sobre la misma terminal, deseosos de estrenar algún cuerpo para visitar, alguna habitación, o encontrar el sueño faltante por interrogar, donde una vez más estarán sin agotar la paciencia, bsucando en el mismo lugar, creyéndome estar en la realidad.
"De mis Obras incompLetas"
viernes, 7 de mayo de 2010
... La Fogata ...
EL ORIGEN DE LOS COLORES
(ÚLTIMAS TERCERAS)
"Háblame fuerte, escúchame silencio.. Ya estamos aquí..."
Popet despertó, tan solo descansó cuatro horas, pueden haber sido los nervios, el día llegó. Sus manos colmaron su rostro, el sol lo molestaba un poco. Se dirigió hacia el jardín Tauto donde tendían sus prendas.
Fue la primera noche que no soñó, Itati había gastado su última noche de nervios, no quedaban más excusas, su cajita de música le arrebató el sueño mientras mandrágora despertaba al filo de su cama. Caminó hacia el balcón de Urnda, su amapola se había puesto.
El día transcurrió normal, los árboles habían terminado con el relato que iba a inaugurar la fogata, mientras que los duendes servían de anfitriones a los primeros visitantes del nunca jamás, los elfos y las brujas tenían todo el cielo controlado.
La noche se llevó el espectáculo previo, entre grises suavizó los nervios de los presentes, todos aquellos veían su enorme fogata a punto de encenderse, las Lamias tocaban a gusto mientras que las Ondinas estremecían los ríos.
“Hemos llegado hasta aquí, no por mérito ajeno sino por nuestra propia verdad. Deseo agradecer el esfuerzo de todos aquellos, la bienvenida a nuestro bosque a los visitantes, la magia comenzará cuando termine estas palabras que no son mas que el breve resumen de lo que está por llegar. Trazamos la línea de lo imaginario en medio de lo real, llegamos dispuestos a dejarlo todo para formar parte de esto, del origen de los colores. Bienvenidos sean todos”, fueron las palabras exactas que Tam-Tam, como maestro de ceremonia, mencionó antes de dar inicio a la fogata.
Se encendieron las llamas primarias, éstas debían ser fuertemente sostenidas por los más aguerridos caballeros encima de sus pegasos. La distancia no podía pasar más de dos metros hasta poder llegar a la segunda instancia. Una vez ahí, las brujas y los elfos debían desenfundar los leños cortados de los pantanos muertos y cuando las llamas primarias llegasen a ellos, Tam-Tam relataría el conjuro que por sobre todo, daría el gran inicio.
Hubo un enorme silencio, las montañas apaciguaron el sonido del viento, las voces nerviosas se acallaron, en el centro del escenario, cientos de cenizas ardientes se movían como si gritaran libertad. Los colores con furia se levantaron, gritaron con fuerza y estremecieron el mundo. La luna se escondió junto al sol, las estrellas cerraron sus ojos y apagaron las luces de los presentes. Fuese como si millones de cenizas se golpearan con todo lo que encontraban a su paso, el miedo había invadido a los presentes mientras Tam-Tam terminaba su conjuro. Fue entonces cuando todo comenzó.
Las risas y el llanto comenzaron a escucharse, todos estaban impregnados de colores magníficos, quizás nunca antes vistos, las Lamias sonreían y contemplaban el llanto de todos, los duendes cantando frente a los árboles, el corazón de Itati, latiendo.
-“Acércate Popet”- fue lo primero que dijo Itati con su voz tenue y casi quebrándose. Se fueron acercando al centro de la fogata casi extinta, sus manos se cobijaron, comenzaron a bailar y sonrieron al mismo compás, con las notas claras entre los pies.
Al mirarse durante varios segundos, Itati se alejó, Popet la siguió por todo el bosque, llegando hasta el balcón de Urnda donde había solamente un espejo.
-"Deseé tanto este momento Popet, todo este tiempo le he relatado a este espejo todo lo que siento, ahora puedo verme, mi amapola es tan roja como mi corazón, siéntelo. Mi vestido lleva un tono violeta, soy tan pálida como la ciudad de Neuquén, mi caja de Pandora es tuya, quiero que forme parte de tu corazón, quiero ser...”-
Popet la silenció, tomó sus manos, le hizo notar que sus ojos eran de un tono naranja, vestido de blanco y negro, cerró los ojos: –“Silencia tu voz querida anfitriona, la siento más fuerte que nunca, sé que no podrías escucharme aunque tenga estos bellos colores en mi, es mi corazón quien trata de mencionarte al menos una palabra, estoy dispuesto a tu caja de Pandora, tu toma mis cuerdas vocales, me haz hecho sentir mágico entre tantos reales, quiero volar a tu lado y que tu conozcas mis secretos guardados, Itati yo...”- (separando sus labios dispuesto a hablarle con fuerza)
-“Silencia tu voz querido invitado”- (Itati acallando su relato en silencio, poniendo dos dedos en sus labios y susurrándole al oído): –“Chasquea tres veces los dedos, junto a mi, repite mi nombre en silencio con el tuyo, siento tu corazón tan fuerte en el mío tan rojo... Bésame con la furia de tus sueños en mis labios, ya estamos aquí...”-
La luna los espió un par de segundos, hasta que decidió descansar, junto a su fiel amanecer…
Cuando todos se fueron a dormir, el color negro surgió gritando en silencio entre las cenizas manchadas de vinos y restos de comida, voló apresuradamente gimiendo venganza donde se encontraba su amo, el Fuego Fatuo.
Una leve risa despertó de su sueño a Tam-Tam, se acomodó cambiando de lugar su cabeza, y volvió a descansar.
"De mis Obras incompLetas"
"De mis Obras incompLetas"
martes, 4 de mayo de 2010
...Un Café sobre el Coñac...
Ella permanecía dentro de aquel café irlandés espiando sus obras de arte, se quedaba mirando varios segundos las que había pintado por primera vez; Pidió un café largo mientras esperaba que la lluvia termine con su rabia.
Su departamento quedaba a seis cuadras del lugar, pero no tenía la prisa constante de todos los días para volver, ese día no. Adoraba el aroma del café por la mañana, especialmente cuando era invierno, gustaba de observar la mirada de la gente, sobre todo en el metro, pues siempre pensó que los ojos decían mas que las palabras, quizás por tal razón nunca quiso aventurarse a alguna relación duradera.
Su admiración por los Films de Almodóvar era indiscutible, ya habría comprado las entradas para su último estreno, al cual nunca faltaría. Detestaba el olor a cigarro y las preguntas incómodas en lugares inapropiados, pues le parecía que iba en contra de lo que ella pensaba, sin embargo, siempre las respondía con su sonrisa de encanto, para alegrar al intrigado.
Recuerda haber entrado en aquél lugar unas contadas veces, y aunque siempre estaba repleto, encontraba algún espacio para pedir su café y leer algún libro de esos que nunca pasan de moda, pero ese día al lugar lo colmaba la ausencia, solamente ella, el mesero y el dueño se encontraban ahí, hasta que el ruido de la puerta la distrajo.
El había entrado algo distraído, como si supiera exactamente a donde llegaba y en donde sentarse. Llamó al mesero, le susurró al oído, y el mesero respondió alegremente. Minutos más tarde, volvió con una copa con coñac hasta la mitad y un atado de Philip Morris, parecía que iba a quedarse más de lo esperado.
El vivía lejos del lugar, pero últimamente concurría más de lo normal, siempre pensó que era el mejor sitio para poder distraer su mente, recordar los Films de Chaplin, la música de Beethoven y los relatos del Marqués para saber qué podría hacer pasadas las diez.
No soportaba a la gente con dietas y parámetros estructurados, mas era vegetariano por gusto ya que la carne que degustaba no se encontraba fácilmente en el mercado de la ciudad.
No había notado que en la mesa de enfrente se encontraba ella sentada con las piernas cruzadas, como le había enseñado su abuela desde pequeña, hasta que alzó la mirada con la sorpresa de haber encontrado algo en “Rayuela”, como si fuese lo que esperaba escuchar ese preciso instante, y sus ojos se impregnaron de su belleza.
Ella había derramado un poco de su café sobre la mesa, y alzó la mirada para llamar al mesero, hasta que sintió que era observada, nunca se lo imaginó, quien estaba al frente la miraba con decencia y delicadeza, como si deseara entablar una conversación a ciegas en algún lugar remoto de esta tierra. A veces fantaseaba demasiado. Pero esa mirada fue intrigante y penetrante, no podía comprenderlo, nunca fueron los ojos que la miraban en el metro o en el museo, era una mirada distinta.
Lentamente se fueron dando cuenta que estaban solos, pero bien acompañados, la mirada comenzó la charla, se sentía como maestro de ceremonia de la orquesta de palabras y oraciones que estaban por venir y finalizar escuchando los aplausos de los sabiondos y los que no sabían qué hacían ahí.
El se levantó, tomó su chaqueta y su libro, e inmediatamente ella hizo espacio en su mesa, prefirieron no nombrarse y así evitarse la descripción de cada uno, ajena a aquel momento.
Hablaron desde L’amour amour hasta el Chandon de sus mesadas, sobre la diferencia entre Sábato y Eco, resaltar la voz por sobre el silencio, desde la A hasta la X ya que no querían terminar con el alfabeto completo, siempre habría algo que contar, el café sobre el coñac, la piel sobre la piel.
Nunca mencionaron el amor, mucho menos la amistad, sus nombres fueron un secreto implícito. Por momentos renombraban las terribles enfermedades que aquejaban al mundo moderno, concordando que la tierra por fin se estaba librando de su peor enemigo (el ser humano), solamente para darse cuenta que estaban ahí, en el medio, en ese preciso momento y no dejar que el silencio afecte algo que se había vuelto indiscutible.
Las horas transcurrieron a pasos de gigantes, decidieron en ese instante debido al mal tiempo, regalare tiempo de su tiempo al tiempo para que no envejezca tan nuevo, como cuando a Enero se le olvidó que ya estaba en Febrero. Las risas sobre la política y las divinas comedias que observaban las veinte y cuatro horas fueron el plato principal, y aunque temblaran por el frío, deseaban no terminar con la tertulia de sus labios, con la imaginación de ella y la realidad de el.
Escribieron una historia sin h, para jactarse de las reales academias de la lengua, inventaron una música en sus oídos como si quisieran darle a la novena una décima sinfonía, mencionaron las distancias, el resto de gente que les restaron importancias, las cuentas adeudadas en sus infancias, las marionetas de la plaza, el color de la pasión.
-¿Porqué nunca me miraste?-
-El sitio solía estar muy lleno de máscaras, y debo admitirlo, yo llevaba casi siempre una puesta. Yo nunca me enamoré-
-Yo diría día por medio. ¿Puedo invitarte otro trago?, aún no se me hace tarde para llegar a ningún lado-
-Un café sobre el coñac, gracias-
Se despidieron mas nunca prometieron obligarse a un nuevo encuentro, no habría pañuelos de despedidas ni promesas inalcanzables, fueron verdaderamente felices, cada cual con sus narices.
"De mis Obras incompLetas"
lunes, 3 de mayo de 2010
...El Lado Oscuro de la Luna...
Quiero Agradecer a Luis Felipe Pesantez por los retazos y sugerencias literarias para este cuento. Con esto doy sentado el retorno oficial del Espantapájaro y así por fin el lápiz podrá tomarse unas vacaciones no definidas. Para quienes lo lean, les recomiendo que antes hayan leido La Hija de la Luna (I, II y III), ya que de estos se da el siguiente relato. Una vez más, muchas gracias a todos, esperando que lo disfruten... Juan,
Del Retorno
Cuentan que hace mucho, la luna se robó la madrugada, y la furia irracional de bastos imperios con reyes sedientos de codicias, ordenaron atacarla, generándole fisuras, cráteres, y un llanto pálido… Ella obscureció en su mitad, y jamás, quiso postrarse en sus retinas nuevamente…
Cientos de siglos después, los murmullos celebran el día del no sol, esta gente que danza y celebra frente a la oscuridad, recordando el día en que aquel desapareció, en su desencuentro a los pies de Erdna. Al correr de años atrás, los días dejaron de serlo, y los humanos con tan contados después, dejaron de controlarlos, de mencionarlos, dejaron de cumplir años, de crecer, de creer, inclusive el terror de dormir allanaba sus sueños con algún destello que pudiera condenarlos en una eterna ceguera.
Hubo de aquellos que murieron al realizar una escalera con fin infinito tratando de revivir al sol en medio de una revolución, equívocos de sus propios errores, solamente fueron dueños de un momento, más no de un verdadero sentimiento.
En aquel instante, las venas abiertas del viento levantaron cenizas hechas polvo, que frecuentaron de apoco las faldas de las rocas del sur. Una inmensa gabardina negra, con siete tréboles bien distinguidos, apareció posándose en el ser creado por las cenizas. Sobre él, recelaba un sombrero de circo gris y negro, antítesis de un espectáculo, como si hubiese sido invitado pero al que nunca asistió. La cinta que rodeaba su cuello mantenía huellas de color pálido sol, enferma de agonía por haberse abandonado a los pies de Erdna. Sobre su cintura se posa una cantimplora con lo que queda de un güiski mal escrito y barato, pero el más deseado en los restos de encuentros olvidados, y en su mano izquierda duerme el instrumento más letal que pudo contener, un Piccolo, que hasta ahora nunca pudo ser armonizado, mientras que en su bolsillo derecho guarda partituras y su séptimo capricho literal, el cual se resume en su adoración a las hojas secas de viejos libros contados en narrativa histórica, sepultados en maizales, muchos de ellos incinerados y sin rastro, pero, y sin notarlo, olvidando que sus almas los persiguen sin dudarlo.
Dentro de él duerme un cancerígeno corazón partido a la mitad que recuerda de a poco un leve sentimiento que provoca latidos a medio rodeo, obligándolo a respirar y a sentir. Es ahí cuando decide tocar solamente dos notas, para poder suprimir sentimiento alguno, que con la ayuda del viento recorren espacios hasta sumergirse en el mundo de allí abajo e interrumpir la ópera que actúa sobre parajes, ciudades y valles, con humanos como propios actores y espectadores extraños. Es el sonido más agudo, tenue y encantador, que eriza la piel, recorriendo los poros y obliga a llorar por llanto, devolviendo a la tierra lo que obtuvieron de ella, sonido melódico que encarnan lágrimas, hasta dejar los cuerpos sin vida en deshidratación. Cada lágrima no es por algún pecado cometido, es por el hecho de no entender aquél sacrificio mortífero de haberse dejado sabotear en su madrugada por algún espía y haberse llevado con él un Espantapájaro, al que decidió recordarlo y con su cuerpo y mente, revivir.
Es como si su repudio, su amor y su inconciente, se hubiesen mimetizado a las palabras y los juegos ingenuos de aquel Espantapájaro, a los versos que él conjura lentamente cada tanto, y haber despertado para poder recelar de este mundo del cual no obtuvo nada más que un fracaso y un error; el haber despreciado y causado el coma de la luna. Desea con tanta frecuencia tocar su melodía, pero sabe correctamente y con cortesía, que ésta misma podría deshidratar a su doncella, lo que menos querría en el mundo, a lo que decidió vagar por las espinas, y tratar de evitar ese profundo ardor que corre por sus venas, pequeñas explosiones solares que estremecen su cuerpo, y se elevan en cenizas, posando en su sombrero el fuego errante.
El tiempo no le preocupa, es su enemigo menos severo, sabe que su inmortalidad en juego con los contados del Espantapájaro, sobrevivirá por lo menos unos ciento y tantos de años, tiempo deseoso para poder llegar hasta donde ella se oculta. En su andar, resume y recuerda notas y seres deshidratados por su música.
Y a sus distancias, pronto se aproximará, para poder absorberse en ella y dejarse ser en su claro de luna.
Timoratamente, los reyes de los bastos imperios decidieron aniquilar a la “bestia solar”, como así lo conocían, y evitar que la humanidad se extinga; Mientras que él, sigue su camino murmurando con acento castellano un perfecto francés de nombres y palabras, sediento de venganza, aunque de vez en tantos deja respirar a su otra parte, que relata sobre la sangre de los caídos, versos y escritos, como si quisiera recordar quién fue.
El momento se está acercando, cientos de humanos sin entender el porqué, apuntan sus armas hacia él, y hacia la luna, como si quisieran lograr su rendición antes de una guerra, mientras que él camina lentamente… De repente, se detiene, el silencio del desierto es el único relator, su mano derecha levanta su cantimplora, bebe tan solamente lo que sobra, sobre su lengua recaen seis gotas de su elixir, quemándola y logrando un vapor atemorizante… Despacio y sin prisa, prosigue a tomar su flautín, y las flechas de sus enemigos, atraviesan su cuerpo desgarrando su gabardina. La melódica música comienza a desesperarlos y unos a otros se sostienen sin saber el origen de su llanto, cayendo en desesperación, matándose al instante… Una leve llovizna sacude el escenario, la luna no ha podido soportar la melodía comenzando a llorar y dejándose caer en pedazos, obligándolo a detenerse…
Minutos mas tarde, sobre restos secos emprende su ascenso hacia la montaña noreste, lugar donde podría alcanzar a la luna, y una vez dentro de ella, alquilarse un cráter para poder terminar su obra maestra, y destruir aquél mundo que los despreció, para renacer nuevamente, alcanzando el siguiente eclipse…
Cuentan que hace poco, la humanidad se extinguió, el sol cumplió la promesa debida, dejó en cuerpo y sensación al Espantapájaro. Dentro de él soborna a su mente su corazón menguante, enamorado de ella en el ajetreo constante con sus plebeyas, rasgando en su memoria, el rastro de su risa y su figura, principio de su locura… Se quedó con ciertas manías y quien reconozca su rostro, sabrá que al mirarlo en imperfección, sus ojos esconden lo que al mundo jamás le contó.
Y así, la aberración del tercer plural, ocasionó el retorno, del Espantapájaro LiteratoS.
Este Lápiz siempre fue mío, a veces siento que nadie puede observarme, pero no tengo tiempo para el lujo de charlarte los enojos. Creé un mundo, un sentimiento, una cobardía enardecida, y una felicidad inexplicable. Aquí estoy sin que se acabe, y puedo olvidarme de morir, porque viviré eternamente... Soy el Lado Oscuro de la Luna, el fiel amante de sus nocturnas hendiduras, el calmante de su llanto, y el causante de su felicidad.Espantapájaro LiteratoS
domingo, 2 de mayo de 2010
... La Fogata ...
Concuerdo con mi mandrágora, a veces no debería sujetarme a las ilusiones, ellas me robaron todo lo que tengo, menos mis alas, que si no fuese por ellas nunca te hubiese conocido.
Fue hace exactamente seis semanas cuando te vi por primera vez, conocí tu nombre por error. Esa mañana me desperté para poder ir a las sierras junto con AnA y CirE para recolectar lo que nos faltaba para darle el origen a los colores, y me encontré con algo particular en el camino, me gusta sorprenderme.
Unas cuerdas sostenían una marioneta pálida y triste, sus ojos me confundían con los cuatro jinetes, sabes a lo que me refiero, agua, tierra, fuego y aire, y sobre esas cuerdas unas maderas entrecruzadas que decían “Popet”. En ese instante despertaste, me miraste dubitativamente y yo sonreí, hace tanto que no sabía lo que causaba una sonrisa, corté tus cuerdas, escuché mi nombre, y desaparecí.
No comprendo el porqué es tan difícil para mi mirarte, tu mirada me inquieta, se que tus palabras me son sordas, no puedo sino tan solo observar hacia el norte para poder mirarte sentado en las rocas con tus hojas llenas de escritos, como si quisieras comunicarte con alguien.
Este bosque merece por lo que hemos trabajado tanto y deseo con ansiedad el día de la fogata, y sabes, tengo terror de ese día, tengo miedo de que el Fuego Fatuo no desee adoptar algún color en particular y que termine silenciando nuestro bosque.
A veces le doy la respuesta a mi cobardía, pero siento que no es eso, es algo más, por como me miras todos dirían que estás enamorado de mí. Yo también quiero estar enamorada de ti.
Esto es lo que quiero regalarte, mi caja de Pandora, pero espero no te asuste, todos debemos tener una, y el día de la fogata te la prendaré en el corazón.
Me siento tan útil al ayudar a todos aquí, los duendes han esperado tanto, desean correr y debatir con los árboles sobre qué color debería tener el cielo, la luna y el sol, los habitantes que llegan del nunca jamás vendrán entusiasmados, y las Lamias darán un espectáculo con su música esperando a que Tam-Tam inicie la fogata y que toda la fantasía se una a nuestros cuerpos para poder sonreír hasta en la oscuridad del fondo del río donde habita Leviatán. Estoy segura que el estará feliz también.
Ese día dejaré los espejos que me rodean, le diré a mandrágora que juegue con mi cobardía y mi voz será tan fuerte que, inclusive, despertará a Morfeo. Tus ojos serán naranjas, tu piel tendrá la apariencia del roble, café pasivo, tu traje será negro y blanco, y yo estaré frente a ti, con el corazón tan rojo, como nunca lo he tenido.
Te contaré el secreto de mis sueños, AnA me dijo que nuestros nombres nos traerán toda la suerte, se que dentro de ti lo sabes, y ese día los deseos se harán realidad, y mis alas te invitarán a volar, sobre este paraíso tan terrenal y real, como tu y yo.
Quince de Febrero del Dos Mil Diez
"De mis Obras incompLetas"
sábado, 1 de mayo de 2010
... La Fogata ...
POPET
(PARTE PRIMERA)
Son ya seis semanas que llevo aquí, las cinco últimas el único sueño que mantuve despierto fue aquella noche trágica, hablo de mi último espectáculo en el circo de las marionetas[1], lo recuerdo perfectamente: Laiend se esmeraba por mantenerse de pie, yo cabalgando mi Telián con el mismo entusiasmo de siempre, la gente y los fantasmas que nos visitaban sonreían de gusto, y yo, era el más feliz del mundo. Fue de repente que todo se derrumbó, el fuego de grises, como nosotros, se despertó, no hubo lluvia ni luna que pudiese salvarnos. Corrí tan fuerte como pude para llegar hasta Laiend, pero fue inútil, su pañuelo blanco sobre sus ojos, sus manos temblorosas tan lentas que no las reconocía ni yo mismo, y su voz tan cansada, apagada, ¿puedes creerlo?, tan solo se apagó.
Y de repente, amanecí aquí, solamente vi tu hermosa amapola que rodeaba tu oreja izquierda, tu sonrisa de encanto, y claro, mis cuerdas en desacuerdo conmigo, te tendí una mano y tu las cortaste, por fin me sentía tan libre y despierto, pero nunca pude mencionarte una palabra. Como quisiera que todas las cuerdas que atan mi vida se hubiesen desprendido de mí ese mismo día, pero mis vocales no, ellas no. Te hablaba dentro de mí y tu solo sonreías, hay tanto que decirte.
Conocí tu nombre a gritos, “Itati, Itati, donde estás Itati”, fue el nombre más difícilmente hermoso para mí, la capicúa que me faltaba conocer, y despareciste, pero observé algo en ti, hasta que ahora puedo darme cuenta que eres un hada, el hada Itati, y que quien te buscaba por todo el bosque era tu mandrágora para comentarte que los preparativos de la fogata habrían comenzado, y que ustedes, las hadas, deberían viajar hasta las sierras para buscar los diamantes y las especias faltantes para la noche.
Quisiera decirte tantas cosas, enseñarte el valor que me falta para poder comentarte al oído que estoy enamorado de ti, y que repetir tu nombre en mis sueños alivian mis golpes, y que en cualquier momento, Popet lo repetirá hasta el cansancio, y no se callaría jamás, solo al verte sonreír.
Estoy esperando con ansias enseñarte mis cartas, mis manos sin ataduras, estoy esperando a la fogata, ese día podré poner las cartas sobre la mesa y sabrás que quiero estar enamorado de ti, un espectáculo más de mis casualidades, la más grande de todas.
Espero el día de la fogata, se que es lo mas importante y que todos aquí han hecho tanto para que sea el día perfecto, pero tengo miedo de esa fogata, no la temo por cobarde, la temo por mis sueños, no quiero estropear el origen de los colores.
Me enorgullece ser parte de todos, los árboles que nos relatan sus hazañas, las brujas y elfos que dominarán el cielo, los visitantes del nunca jamás que llegarán a este lugar, las hadas como tu, el ejército de luciérnagas que rodean nuestras fronteras, las sotas, los señores y sus acompañantes, las Ondinas que surcan los ríos, todos, y yo, el único en mi forma, “la marioneta muda”, como todos me llaman, y que compartimos algo en común, somos todos de matices grises, inventamos eso que se llaman los colores y deseamos tanto esa fogata para que todo adopte una forma distinta, tendremos blancos y azules, negros y verdes, violetas y muchos más. Y tu amapola será roja, tus ojos marrón transparentes, tus alas blancas de ensueño, tu vestido rosa, y tu rostro pálido y hermoso como Neuquén, mi capicúa natal.
Ese día tomaré el valor por los aires, recordaré por última vez mi tragedia, y te miraré a los ojos, diré tu nombre tres veces, y escucharás mi voz en ese atardecer de la noche donde simplemente lo fantástico estará más que presente, y nosotros los seres reales de este bosque tendremos colores, y yo la voz prudente para decirte lo que este corazón tanto siente.
Trece de Enero del Dos Mil Diez
[1] http://espantapajaroliteratos.blogspot.com/2009/12/el-circo-de-las-marionetas.html
"De mis Obras incompLetas"