EL ORIGEN DE LOS COLORES
(ÚLTIMAS TERCERAS)
"Háblame fuerte, escúchame silencio.. Ya estamos aquí..."
Popet despertó, tan solo descansó cuatro horas, pueden haber sido los nervios, el día llegó. Sus manos colmaron su rostro, el sol lo molestaba un poco. Se dirigió hacia el jardín Tauto donde tendían sus prendas.
Fue la primera noche que no soñó, Itati había gastado su última noche de nervios, no quedaban más excusas, su cajita de música le arrebató el sueño mientras mandrágora despertaba al filo de su cama. Caminó hacia el balcón de Urnda, su amapola se había puesto.
El día transcurrió normal, los árboles habían terminado con el relato que iba a inaugurar la fogata, mientras que los duendes servían de anfitriones a los primeros visitantes del nunca jamás, los elfos y las brujas tenían todo el cielo controlado.
La noche se llevó el espectáculo previo, entre grises suavizó los nervios de los presentes, todos aquellos veían su enorme fogata a punto de encenderse, las Lamias tocaban a gusto mientras que las Ondinas estremecían los ríos.
“Hemos llegado hasta aquí, no por mérito ajeno sino por nuestra propia verdad. Deseo agradecer el esfuerzo de todos aquellos, la bienvenida a nuestro bosque a los visitantes, la magia comenzará cuando termine estas palabras que no son mas que el breve resumen de lo que está por llegar. Trazamos la línea de lo imaginario en medio de lo real, llegamos dispuestos a dejarlo todo para formar parte de esto, del origen de los colores. Bienvenidos sean todos”, fueron las palabras exactas que Tam-Tam, como maestro de ceremonia, mencionó antes de dar inicio a la fogata.
Se encendieron las llamas primarias, éstas debían ser fuertemente sostenidas por los más aguerridos caballeros encima de sus pegasos. La distancia no podía pasar más de dos metros hasta poder llegar a la segunda instancia. Una vez ahí, las brujas y los elfos debían desenfundar los leños cortados de los pantanos muertos y cuando las llamas primarias llegasen a ellos, Tam-Tam relataría el conjuro que por sobre todo, daría el gran inicio.
Hubo un enorme silencio, las montañas apaciguaron el sonido del viento, las voces nerviosas se acallaron, en el centro del escenario, cientos de cenizas ardientes se movían como si gritaran libertad. Los colores con furia se levantaron, gritaron con fuerza y estremecieron el mundo. La luna se escondió junto al sol, las estrellas cerraron sus ojos y apagaron las luces de los presentes. Fuese como si millones de cenizas se golpearan con todo lo que encontraban a su paso, el miedo había invadido a los presentes mientras Tam-Tam terminaba su conjuro. Fue entonces cuando todo comenzó.
Las risas y el llanto comenzaron a escucharse, todos estaban impregnados de colores magníficos, quizás nunca antes vistos, las Lamias sonreían y contemplaban el llanto de todos, los duendes cantando frente a los árboles, el corazón de Itati, latiendo.
-“Acércate Popet”- fue lo primero que dijo Itati con su voz tenue y casi quebrándose. Se fueron acercando al centro de la fogata casi extinta, sus manos se cobijaron, comenzaron a bailar y sonrieron al mismo compás, con las notas claras entre los pies.
Al mirarse durante varios segundos, Itati se alejó, Popet la siguió por todo el bosque, llegando hasta el balcón de Urnda donde había solamente un espejo.
-"Deseé tanto este momento Popet, todo este tiempo le he relatado a este espejo todo lo que siento, ahora puedo verme, mi amapola es tan roja como mi corazón, siéntelo. Mi vestido lleva un tono violeta, soy tan pálida como la ciudad de Neuquén, mi caja de Pandora es tuya, quiero que forme parte de tu corazón, quiero ser...”-
Popet la silenció, tomó sus manos, le hizo notar que sus ojos eran de un tono naranja, vestido de blanco y negro, cerró los ojos: –“Silencia tu voz querida anfitriona, la siento más fuerte que nunca, sé que no podrías escucharme aunque tenga estos bellos colores en mi, es mi corazón quien trata de mencionarte al menos una palabra, estoy dispuesto a tu caja de Pandora, tu toma mis cuerdas vocales, me haz hecho sentir mágico entre tantos reales, quiero volar a tu lado y que tu conozcas mis secretos guardados, Itati yo...”- (separando sus labios dispuesto a hablarle con fuerza)
-“Silencia tu voz querido invitado”- (Itati acallando su relato en silencio, poniendo dos dedos en sus labios y susurrándole al oído): –“Chasquea tres veces los dedos, junto a mi, repite mi nombre en silencio con el tuyo, siento tu corazón tan fuerte en el mío tan rojo... Bésame con la furia de tus sueños en mis labios, ya estamos aquí...”-
La luna los espió un par de segundos, hasta que decidió descansar, junto a su fiel amanecer…
Cuando todos se fueron a dormir, el color negro surgió gritando en silencio entre las cenizas manchadas de vinos y restos de comida, voló apresuradamente gimiendo venganza donde se encontraba su amo, el Fuego Fatuo.
Una leve risa despertó de su sueño a Tam-Tam, se acomodó cambiando de lugar su cabeza, y volvió a descansar.
"De mis Obras incompLetas"
"De mis Obras incompLetas"
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