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lunes, 10 de mayo de 2010

... Alicia ya no está...

Recuerdo haber entrado en su habitación, el piano descansaba en el mismo rincón, talvez se cansó de mover sus cosas para no extrañar. Su cajita de música permanecía cerrada, podría ser que el sonido la cansó, nunca la cambió.


La noche anterior en la fiesta del té, Alicia se sentó en otro lugar, mencionó que quería cambiar algunas cosas de lugar, se sentía un poco incómoda, a pesar de ser la anfitriona, una vez más.


"Comprendo perfectamente lo que está por venir", me comentó al oído mientras yo servía la quinta ronda de té: "Las luciernagas se apoyarán en la mesa, cada una se encenderá cuando termine la hora, brillarán intensamente hasta que la liebre de abril las persiga, se perderán en los arbustos, no las veremos más hasta el siguiente día. El gato de smileland se aparecerá en dos segundos a mi lado, sonreirá conmigo, desaparecerá. Todo seguirá igual", dejó que termine de servir, se sentó en su lugar, dio la bienvenida a los invitados. Todo se cumplió a término, tal y como Alicia me lo relató. Esa noche no fue igual para mí.


Quizás ahora entienda porqué se fue, sin decirnos adiós, sin despedirse de mí.


Este día, Alicia ya no está.


La noche en que Alicia abandonó las maravillas no tuvo sol, encima de su mesa descansaba mi sombrero, algunos recuerdos se escapaban de él, otros yacían en el suelo, me senté, cerré los ojos, quise por primera vez que esto fuera una pesadilla, como la vez que nos aventuramos con ella a viajar al País de las Pesadillas… Pero no fue así, palpé la realidad de su habitación en soledad. Alicia ya no estás.


Viajé rumbo al oeste, para encontrar la salida, pero jamás la encontré, no se en que estoy pensando, sus preguntas, las últimas de ellas: "¿me vas a extrañar?, ¿quisiera crecer, tu?, ¿hay algo más allá del más allá? ¿Sombrero loco, alguna vez desearías estar cuerdo?", no dejan de responderme por sí solas.


A la tarde viajé hasta las pesadillas, no la encontré. Solamente Adelita estaba ahí, deshojando sus girasoles, por fin la encontré, ya no se había marchado con los otros, se quedó ahí, sentada, al pie del jardín.


Ya es un día en que te fuiste, sin despedirte de mí, cuando decidas volver, te esperaré por siempre en la fantasía, llevarás tu vestido de azul, me enseñarás tu sonrisa. Mientras te espero, cuidaré de Adelita, así prometí no perseguirla más por tierra o por mar.


Mañana al atardecer, jugaremos con la Oruga al ajedrez.


Si llegas a escucharme, Alicia, en tu realidad, vuelve a soñar… Te estaré esperando, para volvernos a escapar.


Sombrero Loco



"De mis Obras incompLetas"

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